Parió otro campeón

Agüero generó los dos goles de Forlán, primero con un remate mordido y luego con un centro en tiempo suplementario para el 2-1 ante el Fulham inglés. El Atlético de Madrid, que llevaba 48 años sin ganar un título internacional, se quedó con la Europa League. Otro argentino que festeja antes de ir al Mundial...

Parecía que todo debía hacerlo Diego Forlán. Porque más allá de la perseverancia de Sergio Agüero, de algún intento de la Perla Reyes, el único que se mostraba calibrado para el arco era el uruguayo. Al final, fue el Kun su mejor socio, el que mejor entendió cómo debía jugarse esta final. El yerno de Maradona fue partícipe imprescindible de las dos conquistas que le dieron al Atlético de Madrid su primer título internacional después de 48 años. Primero, involuntario: el remate del argentino, mordido, le cayó al rubio para poner el 1-0. Después, súper consciente: peleó una pelota que parecía perdida, levantó la cabeza y le marcó el pase a su socio, que clavó el 2-1 definitivo cuando ya iban diez minutos del segundo tiempo suplementario y faltaban sólo cinco para que todo se definiera en los penales.

Un día después de recibir la confirmación de que integraba la lista de 30 preseleccionados para ir al Mundial de Sudáfrica, el Kun consiguió hacer historia con el Aleti. Igual que Forlán, claro. Pero para los ojos que miran hacia Europa desde estos límites geográficos, la conquista del argentino no hace más que alimentar una lista relevante de cara a la Copa del Mundo: otro argentino llegará a Sudáfrica con un título en su espalda durante esta temporada.

Con el ingreso de Salvio, quien disputó los últimos 13 minutos de los 90 reglamentarios y el suplementario completo, el equipo español se impuso con justicia al Fulham inglés, que atacó poco y nada, y que retrocedió en forma directamente proporcional al avance del reloj. Lo pagó caro. En Hamburgo, la alegría fue sólo Colchonera. Ahora, el Aleti apunta a llevarse la Copa del Rey frente a Sevilla, en una final que se disputará el 22 de mayo. Pero mientras tanto, sus hinchas ya invaden la Fuente de Neptuno, el tradicional epicentro de los festejos del club. Y les rinden pleitesía a sus nuevos dioses.