Venden droga con "la estrategia del tero"

En los edificios, los "dealers" tienen los estupefacientes en un departamento y los comercializan en otro.



Las manos en los bolsillos, el cierre de la campera bien arriba, mirada al suelo y pasos apurados. Cuando el muchacho toca el portero del edificio ubicado en Nueva Córdoba, a pocos metros de la Cañada, los investigadores, que disfrazados lo observan desde un auto estacionado a prudente distancia, ya saben lo que sucederá. Desde algún departamento, alguien le franqueará el paso, el joven subirá por el ascensor y en menos de cinco minutos otra vez estará de nuevo en la vereda, caminando rápido con la cabeza gacha. En uno de sus bolsillos ahora llevará un "raviol" de cocaína y se irá rápidamente.

Según diferentes investigaciones policiales, en los últimos tiempos se ha detectado una de las tantas modalidades para comercializar drogas al menudeo en la ciudad de Córdoba. Para dificultar la tarea de los sabuesos, algunos proveedores ( dealers ) se han instalado en departamentos de edificios de Nueva Córdoba y el Centro. De esta manera, cuando venden la droga a sus clientes lo hacen lejos de los ojos de los policías de civil, que no pueden conocer el rostro del proveedor.

"Nosotros no podemos entrar en los edificios, por lo que tenemos que investigar durante mucho más tiempo para poder detectar en qué departamento vive el que vende", confió un pesquisa. Así, la investigación se demora más de lo común para conseguir el primer dato: ¿dónde vive el dealer ? Para ello, sin ser percibidos, los efectivos deben identificar a un "cliente" y recién después lograr descifrar en qué botón del portero pulsa cada vez que acude a ese edificio.

La treta. Pero la investigación no termina allí, sino todo lo contrario. Muchas veces, los proveedores no tienen la droga en su departamento, sino que la guardan en otro ubicado en el mismo edificio. Así, al ser allanado el domicilio de los dealers , los policías se marcharán con las manos vacías.

En la jerga policial, se conoce este método como "la estrategia del tero". Esta ave pone los huevos en su nido, pero bien lejos de allí hace otro, donde hace ruidos para así despistar. Es una táctica de desorientación, con la que intenta engañar a serpientes y otros depredadores.

Para evitar este ardid, los sabuesos deberán realizar una larga y minuciosa investigación, ya que si realizan un operativo en falso, el narco se dará cuenta de que es investigado y de inmediato cesará con todo movimiento ilegal. "Apenas se dan cuenta de que los estamos siguiendo, chau, desmantelan todo y se mudan a vender a otro lado; es impresionante la capacidad que tienen para cerrar una boca de expendio y abrir otra ahí nomás", apuntó la fuente policial.

Pistas falsas. Hay casos en que los investigadores creyeron detectar el departamento del dealer y consiguieron la correspondiente orden de allanamiento. Sin embargo, al intentar ingresar, se toparon con la negativa del portero de turno, quien adujo que en realidad la orden era para allanar un departamento específico y no toda la propiedad, por lo que no los podían dejar pasar (o sea, la orden es para tirar abajo la puerta de un departamento, no la entrada principal del complejo).

Mientras se intentaba convencer al portero, el proveedor tenía el tiempo suficiente para deshacerse de la droga.

Consultado por qué los narcotraficantes han logrado tal desarrollo para poder colocar la droga al menudeo, el informante no anduvo con vueltas: "Tienen asesoramiento jurídico, no hay dudas. Saben cómo deben dialogar por teléfono, hasta cuántos gramos exactos pueden tener encima -para ser imputados como tenedores y no como organizadores-, cómo cubrirse detrás de una ventana con la cortina para no ser fotografiados... hay narcos y ‘dealers’ que conocen mejor que nadie la ley de drogas".










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